Papachango, a pura leña

En una misma noche estuve disfrutando del contraste entre la belleza natural de lo barrial y la artificialidad de lo céntrico. Ese contraste me hizo recordar cuánto disfruto de los lugares como Papachango. Acá cerquita, en el barrio.


Si me preguntás de qué la va Papachango y me apurás un poco, lo primero que se me ocurre es una especie de pizzería que algún loco abrió como para que se junten los amigos. Es algo distinto. Pero distinto de verdad. Natural. En Papachango nada es inventado ni recreado. Ideal para alejarse de las luces del centro, huir del caretaje y relajarse un poco escuchando música salida de un viejo tocadiscos.

Funciona en una antigua casa con más de cien años, patrimonio cultural del barrio Club Brandsen. En donde Mauricio Bruno despunta el vicio de amasar pizzas para los amigos, vecinos y comensales que se enteran de la existencia de Papachango “de boca en boca”. El lugar es bien informal, pero acogedor. Para que te des una idea, una noche no tenían cartas y la moza, sin inmutarse, me cedió su celular con una foto del menú para que pudiera elegir. Esa misma noche, Mauricio, el pizzero y dueño, dejó solo el horno por más de quince minutos para irse a buscar a la hija. Histéricos abstenerse.

La variedad de pizzas es acotada. No más de doce entre clásicas y novedosas. Las “raras” no me convencieron mucho. Pero es una cuestión de gusto personal. La de jamón crudo y mascarpone no me deslumbró. Tampoco la Chango, con láminas de pera fresca, queso azul y un toque de cebolla. Tal vez si la pera estuviese macerada en vino o en almibar sería otra historia. Pero así como viene le falta smowing. En cambio, la napo… La napo me flechó. El tomate y el ajo combinan a la perfección con esa masa irregular estirada a mano y cocida en horno de barro a leña. Una pizza simple que sirve de estandarte para una pizzería simple.

La masa queda bien finita y crocante. Características clave para el gusto del platense medio. Es bien sabrosa, salada y un toque aceitosa. Acompañan bien la salsa y la mozzarella. Y el gustito que aporta la leña es la pincelada final para esta pizza que promete y no defrauda.

Papachango, un sitio singular con un aire distendido. En donde se aprecia la buena onda de la gente ¡Y la locura del pizzero! Un lugar cálido y descontracturado, que invita a sentirse como en casa. Lo barrial, lo heterodoxo… Papachango.

Fecha de visita: mayo/2018

Precio: moderado ($ 205 la napo)
Suggerimenti: cuando te pidas una napo, pedila con ajo. Así sea tu primera cita y no tengas un Bazooka de menta a mano.
Lo que me gustó: el ambiente. Y la Carbonara. Sin salsa, con bastante panceta y un huevo en el centro.
Lo que no me gustó: que tengan los fiambres al descubierto, fuera de la heladera. No por hacerme el bromatólogo, sino porque pierden frescura y a veces se nota en el sabor (me pasó una vez con la panceta).





ACERCA DE PAPACHANGO:
Dirección: calle 23 e/ 59 y 60 N° 1341, La Plata
Tel: 221 575-7707
Horarios: martes a sábados de 21 a 00 hs

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